La idea de libertad de prensa, una de las principales consignas de la democracia liberal, está monopolizada bajo las claves de un código (cultural) que permite establecer a una minoría la existencia o no de esa libertad. De este modo, la libertad de prensa es interpretada, dentro y desde las alambradas mediáticas, bajo los paradigmas del mercado de ideas. Devenida en filosofía universal, los grupos mediáticos dictaminan y sentencian. Haciendo uso de su hegemonía discursiva suelen instalar la idea de que se ha coartado la libertad de prensa, afectando la interpretación masiva de lo que realmente sucede, cuando ven afectados sus intereses.
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